EyaPudo ser de otra manera
Por Leonel Puente - 3 de Enero, 2010, 20:19, Categoría: Eya
72 – Pudo ser de
otra manera Eya intenta darme un beso en la mejilla. Yo la evado. ¡Que estupidez esa de besarse en las mejillas
después de haberse besado hasta las patillas! Hay que tener orgullo aunque sea
por unos segundos. Y dignidad aunque sea por un ratito. Un policía salido de
una dimensión desconocida se acerca y le pregunta a Eya que si la estoy
molestando. La pregunta debió hacérmela a mí en todo caso. ¡A mí es a quien le
molesta esa patética actitud!. Eya dice que no y el policía se me queda viendo
retadoramente y luego le mira a Eya los senos con lascivia. Como este señor
policía no me gustaría ser. ¡Pobre de su esposa!. Si es que tiene. Pobre y
desgraciado de mí, que estoy junto al amor de mi vida y ya se tiene que ir y yo
también. Al torbellino del mundo donde pertenece. Yo a mi soledad. Sería tan
fácil decirle: -¡No te vayas!-. Pero llevo mas de 9 años diciendo lo mismo. Eya
comienza a caminar hacia la derecha. Yo hacia la izquierda. Diestra y
siniestra. Debió ser de otra manera. Pudo ser de otra manera. México, D. F.
Septiembre del 2003 Fin
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Promesas de eternidad
Por Leonel Puente - 3 de Enero, 2010, 20:18, Categoría: Eya
71 – Promesas de
eternidad Llegamos al lugar señalado. Pago un poco mas de lo
marcado. Ni las gracias me da el señor taxista y nos mira con desprecio y se
asoma para ver si no dejamos tiradero. ¡Que no diera yo por tener un destino
como el del señor taxista!. Con su taxímetro exacto y su esposa hacendosa y
seguramente persignada. Pero no, ni sé manejar carros ni voy a las iglesias a
escuchar misa. Solo me subo a ellos cuando tengo necesidad o prisa y solo voy a
esos lugares porque me gustan los techos altos y las promesas de eternidad. Continuará... Extraña conversación
Por Leonel Puente - 3 de Enero, 2010, 20:17, Categoría: Eya
70 – Extraña
conversación Otro taxi. Una dirección intermedia entre su casa y la
mía. Esta última era nuestra casa. Ahora es el lugar donde habito. La
conversación es demasiado extraña. En un semáforo, un niño de la calle vende
chicles. ¡Bendito querubín vestido de mugre!. -Danos dos cajas de los de menta
extra-fuerte- ¡Como si con eso se arreglara el mundo! Eya no le dice por favor
ni le da las gracias. ¿Cómo puede ser tan insensible?. Se supone que el
insensible soy yo. Y de todas maneras el que pago fue mi bolsillo. Y ya casi
esta vacío. Nos metemos un puño de chicles en el hocico. Cuando uno anda tan
pior, la boca se convierte en hocico. Aunque la tía esté muy linda o el tío muy
guapo. Aunque se adoren o se desprecien los dos. Y entre bombas//bombitas
continua la extraña platica. Noto que el chofer nos mira por el retrovisor. Un
espejo retrovisor es algo muy sofisticado. Nos mira sin saber si estamos
hablando en serio o estamos representando una obra inventada pues lo que nos
decimos son cosas muy inusuales entre una pareja de novios. Tampoco son usuales
en una pareja de esposos. Incluso ni en la de una pareja de amantes. Es algo
mas extraño todavía. Y, en especial, Eya es más descarada. Si en vez de hablar
estuviéramos ladrando o maullando, creo que el conductor se sentiría más
tranquilo y no nos miraría por su espejo retrovisor. No ha de tener mucho
trabajando en eso de la manejada. Cosas peores existen. O en lugar de taxista
debiera ser reportero. En fin. Continuará...
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Bien piores
Por Leonel Puente - 3 de Enero, 2010, 20:16, Categoría: Eya
69 – Bien piores Se sienta y yo me voy entonces al baño. Mientras orino me
entra una cruel desesperación. ¿Que tal que al salir ya no esta?. Es capaz de
irse. Pero no puedo detener el curso de los acontecimientos. Menos detener el
chorro. Ni modo de salirme antes de haber terminado la evacuación. Y como buen
borracho, no me lavo las manos adrede. No es cierto, pero hay que intentar ser
un barbaján para ver que se siente. Salgo volando como los vampiros por la que
sigue. Eya ya no esta...,... Tampoco es cierto. Lo que pasa es que me gusta
atormentarme. La ultima y la cuenta. Una de cada una. A saber: Una cerveza, un
tequila, una copa de tinto y una de blanco. Lo echamos todo al azar. Me toco la
maldita copa de blanco y el tequila. A ella entonces le toco la maldita copa de
tinto y la cerveza. Mandamos al diablo el azar y cambiamos las copas de vino.
Así ya no es maldita ni la una ni la otra. Con el tequila y la cerveza no hay
problema. ¡Y va pa’dentro!. Traductores hagan bien su trabajo por favor. Yo fui
a buenas escuelas, pero en la calle eso vale madres. Hasta sale pior. (Esta
bien escrito pior: tiene una p; una i; una o y una r de rorro). Y pues bien. No
solo nos cruzamos sino que nos ponemos bien piores los dos. Nos traen la
cuenta. Pago y le pido que deje la propina. Eya se enoja. ¡Hasta con eso!.
Siempre fue así. Borracha no iba a cambiar. Pero la deja. Y buena. Yo los
gastos gruesos. Eya los regalitos. No es muy buena combinación, pero combinó.
Peor hubiese sido que nos sacaran a madrazos. Continuará... Párvula boca
Por Leonel Puente - 3 de Enero, 2010, 20:14, Categoría: Eya
68 – Párvula boca Eya llora con eso de la párvula boca. Y no sabe que significa
párvula. Se lo explique una vez, pero no me entendió. Nunca se lo volví a
explicar porque antes de que llegue la palabra ya esta inconsolable. Yo
entiendo la palabra perfectamente, pero preferiría saber llorar. Pido dos copas
con vino tinto. Eya pide dos con vino blanco. Nos vamos a cruzar. Otra vez. Ya
nos cruzamos hace rato. Cualquier mexicano entiende el albur. Los traductores
que hacen bien su trabajo para los otros idiomas no lo hacen bien para el
propio. Pero ese no es el tema. De que nos vamos a cruzar, nos vamos a cruzar.
Y de que nos cruzamos, ya nos cruzamos también hace rato. Pido otro flan. Y me
lo trago yo. Veo su sufrimiento al verme disfrutar lo que le gusta disfrutar a
Eya. Se levanta y pone un disco. El mismísimo disco y la mismísima canción.
Pero no las mismísimas lágrimas. Son otras. Eya agarra su copa con la
izquierda. Yo con la derecha. Mi vino esta templado; el de Eya frío frío. Algo
me dice que cuando Eya tenga mi edad va a ser una ruina. Por el momento solo es
seguro que yo soy el que se esta haciendo pedazos. Y que nos vamos a cruzar.
Eya se va al baño. Pero no a bañarse. Aunque si hay una regadera es capaz de
hacerlo de nuevo. Yo me quedo ahí mirando como anochece. Pienso que hubiera
sido hermoso emborracharnos juntos alguna vez. Pero cualquier sabio o no sabio
sabe que el hubiera no existe. Eya sale caminando con ese vaivén seductor. A lo
mejor nomás es zigzag de niña babosa, pero dejémoslo en seductor. Continuará... Piensa en mí
Por Leonel Puente - 3 de Enero, 2010, 20:13, Categoría: Eya
67 – Piensa en mí Pido otro flan. Napolitano. Se lo pongo enfrente. Con un
delicioso mal gusto lo hace desaparecer entre sus preciosas fauces. Pido dos
cervezas. Esas son para mí. Eya enciende un cigarro y me quita una de las
cervezas. ¡Ahora ya hasta toma y fuma la desgraciada!. Alguna vez la vi
encender un cigarro o tomarse una cerveza; pero la manera en que enciende y se
empina no son de aprendiz. Ni tose ni se atraganta. Pido dos tequilas. Eya pide
otros dos. Lo dicho: no es para convivir. Es gusto o necesidad. Pongo una
canción en la rockola. Sé que va a llorar. ‘’Sabes bien que venero, tu imagen
divina, tu párvula boca, que siendo tan niña me enseño a pecar’’. Continuará... Pedacito azucarado
Por Leonel Puente - 3 de Enero, 2010, 20:12, Categoría: Eya
66 – Pedacito
azucarado Nos metemos en el primer lugar que encontramos. Comemos
con avidez. No recuerdo que era. Lo juro. Pero estaba bueno. Le pido dos flanes
napolitanos al mesero. Nos sirven uno a cada uno. Pero no es así la
repartición. Los dos son para Eya. Le encanta. El flan napolitano es su postre
favorito. Yo pido un vaso grande con agua. Eya se los devora como si en vez de
comérselos se los respirara. Me ofrece una probadita del segundo. A mi no me
gustan las probaditas. Pero abro la boca y me como ese pedacito azucarado. Le
pregunto que si quiere disfrutar otro. Me contesta que no porque ‘’es de mal
gusto tragar tanto’’. Linda boquita. Hermosa boquita. Divina boquita. Y, sin
embargo, cuando habla es tan, pero tan vulgar. La he oído decir cosas que ni el
más bárbaro de la cantina se atrevería a pronunciar. Continuará... ¿Resucitar o ayudar a vivir?
Por Leonel Puente - 3 de Enero, 2010, 20:11, Categoría: Eya
65 - ¿Resucitar o
ayudar a vivir? Me hace prometer que nos veremos cuando comience el Otoño.
Yo le digo que sí, que sin duda. Pero para mí ya no hay un mañana tan claro.
Siento hambre y sé que Eya también la tiene. La invito a comer. Aunque todos
nos vayamos a morir, tenemos que comer. Y también beber. Agua o lo que sea. Y
entonces me doy cuenta que Eya no ha cumplido su promesa. Es tan simple que me
desespera que no pueda cumplirla. Tan simple como darle de comer al hambriento
o de beber a quien tiene sed. Es más difícil resucitar que ayudar a vivir. Pero
entonces los científicos se quedarían sin trabajo y los maestros tendrían que
volver a aprender cómo enseñar. Continuará... Artículos anteriores en Eya
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