Fernando Marcos. Genio y figura.
Por Juan Cervera Sanchís Jiménez y Rueda - 13 de Abril, 2013, 5:37, Categoría: México Siglo XX: Mosaico de personalidades
Voluntad del destino y destino de la voluntad. Predestinación. Azar. Genio para percibir la oportunidad y no dejarla ir. Trabajo, trabajo… y, por supuesto, claridad de inteligencia y orden en la claridad y la inteligencia. Voluntad, voluntad de ser y desear seguir siendo. Don Fernando Marcos González, como si fuese un joven reportero o artista que se inicia acepta ser entrevistado por nosotros y, con rigor castrense, llega a la cita en –Jamás elegí yo lo que iba a ser -nos afirma-. Nunca. Por ejemplo: Soy graduado de Y recuerda: –Procedo de una familia modesta en lo económico. Yo tuve que costearme mis estudios. Y subraya: –Yo, personalmente. Ellos no podían. No es que no quisieran. – ¿Y recuerda su primer trabajo, don Fernando? –Cómo no. Recuerdo que apenas tenía yo once años de edad cuando alguien me ofreció trabajar de mozo en una cantina. Llegaba, barría, lavaba los vasos y me iba a la escuela. Aquella cantina se llamaba Guarda silencio. Hay como un paréntesis de nostalgia en su voz. Luego añade: –El único que vive soy yo. Fui el menor. Vivíamos en una vecindad. Por cierto que en esa misma vecindad vivía también un niño menor que se llamaba Luis Spota. Nostalgia… tiempo pasado. Secundaria número 2, calzada México-Tacuba. Recuerdos y recuerdos. Reafirmación en la vida. Presencias del pasado: –Mi mamá vendía dulces en una esquina ahí en la colonia San Rafael. Lo dramático era que mi mamá había sido copropietaria de Y don Fernando, rinde homenaje a su primera maestra: –Mi primera maestra se llamaba Aurelita… Recuerdo su escuela. Era una simple habitación. Desde que aprendí a leer me convertí en un gran lector. No leía para aprender sino para comunicarme con alguien, pues siendo muy niño mi madre se enfermó y como nadie me contaba cuentos ni aventuras… Los libros desde entonces fueron mis grandes amigos… Nos platica de su estancia en el Colegio Francés, que estaba en Su relación con el equipo Germania y sus días en –Éramos “delanteros”, pero nos pusieron de “interiores”. Ariete goleador. Sí, dieciocho goles en un solo partido, contra el Club de Hace memoria de aquel España-Atlante en que ganaron ocho a seis en la inauguración del Parque España y en que se llevaría una medalla de oro a quien metiera el primer gol. Él metió el primero y se llevó la medalla, pero ¡qué injusticia!, clama un tanto sonriente: –Ya que los cinco goles restantes del Club España los metió el “Pirata” Fuentes. Hace memoria. Toma un sorbo de café y enciende un cigarrillo: –Había gran afición al fútbol. Mira aquí en el Paseo de Surge el tema del destino: –Nunca he elegido. Nunca he solicitado trabajo… por timidez tal vez… Todo en mi vida ha sido fruto del viento del azar. – ¿Y cree usted en el destino? –Definitivamente sí. El destino es una realidad que se impone. Destino y oportunidad es lo mismo para mí. El destino es una oportunidad que se aprovecha. Mire, yo creo en la suerte, porque he comprobado que trabajando duro viene a mí. Cada vez que trabajo duro la suerte se me aparece. Sonreímos – ¿Y el dinero?-le pregunto a bocajarro. El dinero es una mercancía o un instrumento que solo sirve cuando se gasta. Si lo guardas no sirve para nada. Únicamente tiene valor cuando se gasta. – ¿El amor, don Fernando? –Mi respuesta es muy sencilla: cumplo cuarenta y ocho años de casado y soy feliz. Tengo dos hijos y seis nietos. Pronto tendré bisnietos. Y don Fernando nos habla de su esposa, de sus días de novios, de sus hijos, de sus nietos, de una nieta que tiene una preciosa voz y se prepara para ser una gran cantante. Pone énfasis en su hijo tirador de arco, que se prepara para representar a México en la olimpiada de Seúl… Se advierte su enorme amor a la familia y lo dichoso que ella lo hace. – ¿Y le ha dejado mucho dinero el fútbol? -le preguntamos de repente. –Todo. Absolutamente todo. Le diré algo. Cuando cobré mi primera paga como futbolista me hice el propósito de no tocar un solo centavo ganado con el fútbol y hasta la fecha lo he cumplido. De manera que ya tengo un capitalito. El propósito continúa en pie: lo que gano en relación con el juego ahora, ya sea en la televisión como comentarista o en prensa sigue incrementando esa cuenta. –Oiga, eso es maravilloso. ¿Y cuándo ganó sus primeros centavos con el fútbol? –En 1931. Fueron cincuenta pesos como ya dije… y estamos en 1987. –Admirable e increíble, don Fernando. –Bueno, el fútbol era mi actividad de fin de semana. Sin embargo, todo el mundo me conoce, me identifica con el fútbol. Pero tradicionalmente trabajaba yo de catorce a quince horas diarias, mientras que dedicaba al fútbol sólo unas horas a la semana. Recordemos más de su vida de jugador, de arbitro, de entrenador… y de su llegada un poco al azar como apoderado de – ¿Y qué nos dice usted de la televisión en México hoy, es decir: de Televisa e Imevisión? –Televisa hace una falsificación perfecta, en términos generales, hay sus excepciones, de la televisión. Imevisión hace precario lo que podría ser TV ideal, lo que podría ser el epitafio del cardenal Richelieu: “Aquí yace Richelieu. El bien que hizo lo hizo mal, el mal que hizo lo hizo bien”. Ambas instituciones son perfectibles. –¿Cómo ve usted la participación de la mujer en las imágenes trasmisibles de hoy? –Hoy hay un número mayor de mujeres en la pantalla que de hombres. Hablando de Imevisión mujeres valiosas como: Lucrecia Ostos, María Luisa Manso, Silvana Galván, Laura Gámiz, Adriana Pérez Cañedo… Pienso que las mujeres están desplazando hoy a los hombres. – ¿Y quién cree usted que es don Fernando Marcos? –Una especie de Moisés, que lo que hace le cae del cielo. – ¿Cómo ve el periodismo de opinión en la estación televisora? –No estoy de acuerdo en que haya personas que opinan al dictado en la televisión y hay comunicadores que debido a ello están fuera de cuadro. Lo que dicen esos comunicadores a cuadro, es lo que le dictan algunos que están fuera de cuadro. Yo no estoy de acuerdo con que me dicten lo que tengo que decir. Por eso, fundamentalmente, renuncié a Televisa, por no aceptarlo. –Entonces ¿esa fue la razón de su llegada a Imevisión? –Así es. Necesito lo que tengo en Imevisión: absoluta libertad para expresarme. – ¿Quiere decir usted que en la televisión de Estado hay más libertad de expresión que en la televisión privada, don Fernando? –En cincuenta y un años jamás he sido censurado por el Estado y muchas veces sí lo he sido por los propietarios del medio de comunicación. Y esto se explica por los objetivos que persigue el Gobierno de –Dígame con toda sinceridad, ¿en qué cree usted? –Soy un seguidor del vate López Méndez: “México, creo en Ti”. De ahí mi despedida en cuatro palabras. * Publicada en Revista TELEGUÍA, 1987, sin fecha. *
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