Sí,
tuve ganas
de morir
cuando olvidé
tu nombre.
*
También
tuve ganas
de morir
cuando tu sonrisa
se difuminó
en mi arco iris.
*
De morir tuve ganas
cuando me perdí
en paraísos bizarros
llenos de belleza.
*
Fallecí
el día que te perdí
jugando al colibrí.
*
Tepito. México, D. F. Agosto de 2012
*