
Ando a oscuras, tropezando,
perdido en un mundo extraño,
canto con llanto tu ausencia
porque no estás a mi lado.
La melancolía me embarga
desde que te fuiste, negra;
ni el ritmo ni el aguardiente
logran desaparecer mis penas.
No hay soledad más profunda
que perder a quien se ama
es un peso insoportable,
un hueco que nada tapa.
Yo juego con la sonrisa,
siempre oculta mi tristeza,
y la noches se eternizan
porque extraño tu presencia.
Solo, soledad, solito,
en tu lejanía pensando
pasan las horas muy lento
mientras me voy acabando.
Te has envuelto en el silencio,
¡Ay!, corazón jaranero,
desde que no está a mi lado
la mujer que yo más quiero.
Alonso Marroquín Ibarra
Mayo de 2011 y corriendo