La
acariciadora y preciosa palabra.
La palabra, hiriente y desgarrante.
La flor de la palabra.
La palabra, más allá del color.
La palabra, su irresistible aroma
en prodigiosa acción transformadora.
La palabra, su potencial hipnótico.
La palabra, la palabra,
¡flor única!
Juan Cervera Sanchís
México D. F., 24 Abril 2011