28 de Noviembre, 2010A reírse un rato recordando
Por Luis Alfonso Villalobos Guerrero - 28 de Noviembre, 2010, 23:57, Categoría: NUESTRO MEXICO
Por Luis Alfonso Villalobos Guerrero
Y la verdad es que realmente ni la burla perdonamos. Lo mismo atacamos con el léxico cotidiano, el que se comparte en la oficina, en la cantina, en las reuniones familiares y de amigos, a las personalidades públicas, a nuestros deportistas, a nuestros equipos de futbol, a nuestras estrellas de cine y televisión, (a nuestros escritores no porque siquiera los conocemos) y nos comemos vivos literalmente a nuestros gobernantes, a la clase política que no se da al menos una oreja para sentirse enterada. Cuando en 1959 cursaba apenas el quinto año de primaria, ya se cantaban entre los compañeros aquellas burlas de los hermanos Pinzón: Los hermanos Pinzón eran unos... marineros, O bien quien no se regodeaba aún por el recuerdo de nuestros abuelos aquel estribillo sobre la llamada Mamá Carlota, esposa del emperador Maximiliano, que por cierto la historia jura estaba fuera de toda capacidad mental y solo le servía a su esposo para los efectos del estribillo: Estaba Maximiliano sentado en una banqueta El estilo era siempre ridiculizar a todo y a todos. Durante doscientos años no hemos aprendido y nos seguimos haciendo pedacitos entre nosotros mismos. Estaba nadando un pato Que entiendo bien, fue acuñada como burla a quien se hiciera nombrar emperador, Agustín de Iturbide.
Cada vez que subo al monte Nuestro pueblo es sin duda el más indefenso del mundo por su misma idiosincrasia sumisa a la autoridad manipulante y autoritaria, y parece ser el único en que el arma que tenemos es la burla. La burla usada como reflejo de nuestra insatisfacción, que se transmite extra oficialmente de persona a persona y que me consta sí llega hasta los oficiales destinatarios, y la burla popular, hoy mejor conocida como "albur", con la que nosotros mismos nos lapidamos y materialmente nos hacemos pedazos. Entre lo que he podido cultivar mi lectura nada he encontrado de algún tono burlón sobre Don Miguel Hidalgo y Costilla, de Don José María Morelos y Pavón, y de Don Vicente Guerrero, los dos primeros iniciadores y el último consumador de nuestra independencia. Héroes que verdaderamente ofrendaron su vida sin más esperanza que el cumplir su cometido, y que me cabe razón se les guarda el honorable reconocimiento. Pero de ahí en adelante, nuestra historia está llena de pasajes y anécdotas que verdaderamente se prestan a la burla. No apenas habían terminado el abrazo de Acatempan, la formación del ejército trigarante y su entrada gloriosa a la ciudad de México, cuando Agustín de Iturbide, aceptado humildemente por Vicente Guerrero Saldaña como Jefe supremo de ese ejército, se atreviera a desviar la comitiva hacia Palacio Nacional, para pasar por el balcón de la famosa "Guera Rodriguez" y con ello ganarse los favores de una mujer que por su riqueza se dio el agasajo de mantener romances no solo con Iturbide, sino con personajes como el mismo Simón Bolivar y Alexander Von Humboldt, y cuya biografía bien describe Artemio del Valle Arizpe. Cangrejos, al combate, cangrejos, a compás La marcha de los cangrejos fue la composición satírica que Guillermo Prieto Pradillo (1818-1897) escribiera para el ejército liberal que apoyaba a Benito Juárez, y que al mando del general González Ortega, entrara a la ciudad de México en el año de 1861. El año 64 Vicente Riva Palacio y Guerrero (1832-1896), nieto de Don Vicente Guerrero, hizo la primera parodia de la letra original del español Sebastían Iradier (1809-1865), en una clara alusión a las causas liberales, con el mismo énfasis con que compusiera aquel Adiós a Mamá Carlota, cuando ella zarpaba de Veracruz para recibir protección de Napoleón II.
Y el poeta Manuel María Flores (1840-1885), el mismo que formara parte de los escritores encabezados por Manuel Altamirano y que obtuviera una diputación con la restauración de la república, haría en soneto una verdadera sátira de los diputados porfiristas: ¡No es mejor que tejer sillas de tul Aún seguimos siendo un pueblo agachado y por eso aún tenemos a la misma clase de gobernantes que nos merecemos. Nada ha cambiado desde el imperio de Maximiliano, quien por cierto a su llegada a la ciudad capital se diera el lujo de repartir entre los más pobres la pingüe cantidad de 5 mil pesos para granjearse el aprecio del pueblo. Hoy todo sigue igual solo que les llamamos programas de solidaridad, seguro popular, leche para todos, seguro de desempleo, despensa a los adultos mayores, etc. etc. Y si Maximiliano siguiera siendo emperador, nuestro pueblo le seguiría cantando: Con tan digno emperador Desde luego que tampoco se salvó de la sátira el mismísimo Benemérito de las Américas, aquel que la iglesia católica comparara con Lucifer por la emancipación religiosa del pueblo. Benito Juárez vendía tamales Y como no ha sido la intención realizar una antología sino un corto ensayo sobre nuestra hilaridad nacida en el siglo XIX, concluyo con la burla permanente con la que nos tratamos a nosotros mismos. Viva México cabrones Noviembre 03 de 2010.
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Etiquetas: coplas, Mexico, luis alfonso villalobos guerrero, ensayo, LETRAS, mundo cultural chobojos, poesia
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