Ajedrez, pasión y misterio - Alducín Benítez Adolfo
Por Juan Cervera Sanchís - 14 de Febrero, 2010, 10:05, Categoría: AJEDREZ, PASIÓN Y MISTERIO
Por Juan Cervera Sanchís Adolfo Alducín Benítez, Palmar de Bravo, estado de Puebla, 3 de abril de 1931, nos dice que él se aficionó a jugar ajedrez en Veracruz, cuando fue chofer del gobernador don Marco Antonio Muñoz en 1954. Más tarde, en la ciudad de México, siendo chofer del entonces tesorero de hacienda, don Manuel S. Rodríguez, dedicó sus horas libres al ajedrez y de vuelta a Veracruz, siendo chofer de don Juan Troncazo Perea, hasta que éste falleció, el ajedrez no le permitió aburrirse jamás. - Aprendí a jugar, nos relata, con el sargento Vicente García. Compré un ajedrez de plástico, que me costó diez pesos, y ahí jugaba. Luego me convertí en constructor de mesas de ajedrez que vendía a militares que practicaban el juego. Todo esto me llevó a leer libros de ajedrez que me ayudaron a mejorar mi juego. De nuevo en la ciudad de México conocí el Club Chapultepec, la Casa del Lago, el Café del Hospital Dalinde y el billar Metropolitano. Ahí jugué mucho con el piloto aviador Jaime Alvarado García, que siempre me ganaba, y así hasta que le gané y ya nunca más quiso jugar conmigo aduciendo que no tenía tiempo. - ¿Qué es el ajedrez para usted? - El ajedrez es una terapia. Durante algún tiempo fue gran competencia. Tras mi problema cardíaco logré controlarme. Ya no juego con reloj. Ya no me acelero ni me enojo. Sencillamente disfruto el juego. - ¿Qué recuerda de su infancia y adolescencia? - Fueron tiempos duros. A los 7 años de edad perdí a mi padre. Éramos cinco hermanos, pero bajo la guía de mi madre salimos adelante. Yo desde chico trabajaba de día y estudiaba de noche. Un día en que iba cargando un cántaro de quince litros, un señor de nombre Miguel Juárez Bautista, me propuso que aprendiera un oficio. Le hice caso y aprendí el oficio de carpintero. El maestro Miguel Negrete me enseño a hacer guitarras. A los 13 años de edad elaboré mi primera guitarra, lo que me produjo una gran alegría. - ¿Cómo fue que dejó de construir guitarras y se metió a chofer? - Por necesidad, pero aunque hacía de chofer yo nunca dejé de hacer guitarras. Llevo sesenta años fabricando guitarras y otros instrumentos musicales. - Sabemos que también enseña ajedrez. - Sí, a nivel familiar y de amigos. Creo que a lo largo de mi vida he enseñado a jugar ajedrez a más personas que guitarras he construido, que ya es decir. El ajedrez despeja la mente y cautiva la inteligencia. Me acuerdo que un día diseñé un ajedrez enano hecho de madera, como detalle simpático y creativo. La guitarra y el ajedrez son dos terapias excelentes para cualquier persona inquieta. - ¿Toca la guitarra? - Tengo mis amoríos con las cuerdas. El oficio me exige, desde seleccionar el material, conocer el brazo de la guitarra, ensamblar la tapa, poner la boquilla, hacer puntuaciones y, por supuesto, afinar. Estoy a años luz de ser un Paco de Lucía, pero me dejo escuchar y, sobre todo, me oigo a mí mismo y es un gozo espiritual. La música es la música. - ¿El ajedrez es música? - Sí, como la de las esferas de las que habla Platón, y la de la Tierra, que también emite una música que nuestros oídos no perciben, pero que ahí está como un murmullo arrobador. En mitad del silencio de la partida, y los movimientos de las piezas, las inteligencias perceptivas pueden escuchas la música del ajedrez. Cada partida de ajedrez es una original e irrepetible sinfonía. Las hay mayores y menores, como en todos los órdenes, pero la música del ajedrez ahí está, la escuchen o no los jugadores o los espectadores de la partida. - Fantástico, don Adolfo. - No, nada de fantástico. Es muy real lo que le estoy diciendo. El ajedrez es música interior, vibración cósmica, para terapia, que alerta las partes más dormidas de la vida. - ¿Sus ajedrecistas? - Para mí fue algo muy especial conocer a los maestros mexicanos Carlos Torre Repetto, Alejandro Báez y al ingeniero Alfonso Ferriz. En cuanto a las grandes figuras internacionales he admirado por sobre todos los grandes, a Fischer, aunque su momento fue muy breve, pero, ¡qué momento! Hoy admiro a Kaspárov, número 1 del mundo. El ajedrez en México no tiene la difusión de otros deportes, Triste. Yo espero que en un futuro, nuestra gente despierte y se apasione tanto con el ajedrez, como hoy lo hace con el fútbol. Se vale soñar. El ajedrez es el deporte sinfonía de la inteligencia e la humanidad. Visita
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