Chobojos

37 - Rapidez asombrosa

Entramos en la habitación y cerramos la puerta. Eya pone el seguro. Siempre lo pone. A mí me da lo mismo; seguro o no seguro. Eya se desnuda con una rapidez asombrosa, incluso ha de haber roto algún récord mundial de desprendimiento de ropas; yo intento hacerlo a una velocidad parecida y casi lo logro, pero para mí es posiblemente la ultima vez; me hubiera gustado más calma y un poco de ritual. Para Eya es una de sus tantas aventuras. Quisiera pensar, e incluso saber, que es una de las mejores. Pero la vanidad no es realista. La vanidad se alimenta de la fantasía y devora la carne hasta que llega al hueso. En ocasiones hasta sorbe el tuétano si no se le detiene a tiempo. Y en cuestiones de pasión, la voluntad se desboca y siempre es tarde, demasiado tarde cuando se quiere dar marcha atrás. Una vez que empieza, sólo hay tres puntos finales: el panteón, el hospital (físico o psicológico) o las rejas. También está el Infierno, pero ese viene después. Primero tienes que hacer una reservación y pagar una cuota de dolor antes de poder ser aceptado. Ya luego, sin lugar a dudas, te estarán esperando con las llamas abiertas. De eso no hay que preocuparse mucho. Una eternidad es más que suficiente

Continuará...