Con mis cinco sentidos
Por Alonso Marroquín Ibarra - 12 de Febrero, 2009, 0:40, Categoría: EL INFLUJO DE EROS
En las flores hay colores, cromatografía imposible, es así; aromas de los vivos y los muertos, esos que nos cuelgan la mirada obligándonos a detenernos para ver dentro de nosotros mismos. Mientras camino con mis pensamientos no abandonan mis ojos tu figura que, robándolos, nuevamente me ocupa... ¡Ah, esa sensación nocturna de tu celo!, y esa conciencia de amarte en estos tiempos y el tiempo que ponemos, en los eternos juegos amatorios donde queremos ser uno integrando los dos cuerpos. Me ocupo demasiado de los sueños y tiemblo cuando acaricio tus senos. ¿Acaso temor? ¿Inquietudes grandes por el pecho materno? Jugueteo y me sumerjo incierto; luego, me enciendo y quiero ser en ti la tormenta inmisericorde, la calma desesperante, el deseo de más deseo; me transformo sin importarme, después me pierdo. La música, el inmenso privilegio de ser homos, con sus timbales, aquellos que casi nunca oímos pero que son la percusión del ritmo eterno como los pobres de nuestro pueblo. Ahí están, insistentes, guerreros, con la fuerza de su imperio: se escuchan a lo lejos, sordos, graves, llenos de coraje, de ansias de trueno. Y tú, me regalas tu mirada te me das con el silencio; la tesitura que posees, más que oírla, la veo, eres un son, una cadencia que me llena de movimiento. Acurrucado, me haces vibrar; es tu timbre, tu acento, tu tocar a veces suave, a veces tan intenso... Somos dos perfectos instrumentos sonoros. Me desintegro en notas para rearmarme en sinfonía, para ti, de nuevo. Somos un infinito tumtum, dos corazones latiendo parejo al compás de la crueldad o lo tierno en gran algarabía o muy quedo. Luego nos robamos el alma del verano, caliente, de bochorno, de humedad, de poco a poco... Quiero y no quiero, estar en el fuego, me llega la mañana y al fin me duermo. El aroma de la flor de manzanilla me hace un efecto extraño, envuelve mi cerebro, atrapándolo, para llevarme al verde de los prados y los bosques, sacándome un suspiro profundo de necesitarte, susurrándome un ruego para no extraviarme para pertenecerte en días de lluvia, en paisajes con sol de mediodía, en locos ensueños de adolescente, tomando café alguna tarde, desvelándonos con anécdotas curiosas, con regalos sonrisas frescas, casi inocentes. Al abrazarte, tu piel huele un poco a mí trato de llenarte de amor, de impregnarte con esas minúsculas partículas que se me desprenden Es una manera de ponerte un sello, de poseerte, de marcarte. Aunque te encuentres distante cuando cierro los ojos, te advierto, como advierto tu pensamiento, y casi escucho tus pasos. Luego te veo, te formo, te siento, escucho tus palabras, te palpo, te huelo. Está mi lengua recorriendo tu cuello tomando tu sabor, viajando por tu pelo Todo, todo soy: suspiros, temblores, felicidad, miedo, celebración. Todo siento: movimiento, latidos, respiración, deseo. Todo tengo: mujer, pensamientos, tiempo. Algo llega: una presencia inoportuna, porque con todo, a pequeños momentos, con tanta vida, siento que me muero. Ciudad de México año 2009 y corriendo
Permalink
~ Comentar
| Referencias (2)
Etiquetas: sentidos, MUJER, HOMBRE, poesia, LETRAS, LITERATURA, Eros, Erotismo, Chobojos, alonso marroquin ibarra
|
Calendario
Baja gratis el PDF de:![]() Secciones
Archivos
Sindicación RSSCHOBOJOSSitios Amigos |