Por Juan Cervera Sanchís
EL TRAMPOSO
Del libro: Las 1001 caras de Jano

Un día se dio cuenta que se había equivocado en todo desde de su nacimiento, cuando siendo un espermatozoide le ganó la carrera, haciendo trampas, a todos los demás. Era un tramposo congénito.
Al nacer ya traía consigo todas las artimañas habidas y por haber, por lo que desde niño engañó a su madre, antes que a nadie y, de paso, a su padre y a sus hermanos, y no se diga, en la escuela, a sus ingenuos profesores.
Su madre, en secreto, sospechaba que era el producto de un amante furtivo, por su manera huidiza de comportarse.
Al igual que en los días de su niñez, durante su juventud continuó engañando a todo el mundo. Al llegar a la edad adulta se convirtió en un personaje influyente y engañó a su país en nombre de la justicia y la libertad. Para colmo terminó en estatua y quedó en los anales de la historia como un benefactor de sus semejantes.