Por Norma Atilano
¿Recuerdas eso de "...hacer un poema como la naturaleza hace un árbol"?. Tú le llamaste falacia; después de mascarlo un poco, le llamo analogía. Valiéndose de una comparación, bastante atinada por cierto, dice que la creación, la gestación de un poema se debe dar de la misma forma en que la naturaleza crea, gesta un árbol. ¿Cómo hace la naturaleza un árbol? Imaginemos su proceso: comienza con una semilla que debe germinar, desarrollando raíces, expandiéndose, nutriéndose, apropiándose del espacio que le contendrá, para después, una vez bien arraigada en el interior, pueda explotar, brotar al exterior, una vez más expandirse, adaptarse, crecer, respirar...
Si extrapolas esto a la creación literaria, adquiere mucho sentido. Imagina la dedicación que este método sugerido requiere, el trabajo, la sensibilidad... Un poema comienza con una idea que debe germinar, desarrollar raíces, expandirse, nutrirse, apropiarse del espacio que le contendrá, para después, una vez bien arraigada en el interior, pueda explotar, brotar al exterior (plasmarse), una vez más expandirse, adaptarse, crecer, respirar... Y sabes qué, irónicamente eso es lo que se percibe cuando lees Altazor, son frases a primera vista simples y hasta ilógicas, pero si "volteas" a ver su fondo, te das cuenta que hay mucho más, que tienen sustentos profundos, y sientes como de a poco, el verso adquiere vida propia... Se nota el trabajo y el tiempo de maduración en la precisión que utiliza, en la claridad con que trasmite ciertas imágenes, pues la idea se contiene así misma, tiene superficie y tiene fondo.... Algunos versos me han parecido como caleidoscopios de ideas reflejadas por una misma frase, que siempre producen hondas reflexiones...
Ahora déjame preguntarte, ¿en dónde está la falacia...?, ¿no sería genial que la creación literaria, y artística en general, estuviera dispuesta a aplicar este principio creacionista; que el creador se comprometiera con su creación esperando la maduración de una idea para alumbrarla? En la actualidad se publica mucha basura, creada con prisas, sin dedicación, sin pasión (y aquí incluyo a mi medio). Los libros no se merecen esto, son "las abejas que llevan el polen de una inteligencia a otra", así que deberíamos preocuparnos seriamente sobre la calidad de polen que aportamos...
León, Guanajuato