25 de Febrero, 2008
Lilit, la cárcel del erotismo
Por: "La primera estrella de la tarde"
y "Centauro"
Según el libro del Génesis 1, 26-28, Dios creó al hombre y a la mujer a su
propia imagen el sexto día, dándoles el dominio del mundo. Pero ¿quienes eran
ellos?
Más
adelante el Yalqut Reubeni recopilado por R. Reuben ben Hoshke Cohen señala:
"Yahvé formó entonces a Lilit, la primera mujer, del mismo modo que había
formado a Adán aunque en lugar de polvo puro utilizó excremento y
sedimentos[...]
Adán y Lilit nunca hallaron armonía juntos,
pues cuando el deseaba tener relaciones sexuales con ella, Lilit se sentía
ofendida por la postura acostada que el le exigía. "¿por que he de
acostarme debajo de ti?" - Preguntaba - "Yo también fui hecha con
polvo y por lo tanto soy tu igual y tengo el mismo derecho que tú a mirar el
cielo" - Como Adán trató de obligarla a obedecer, Lilit encolerizada,
pronunció el nombre de Dios, se elevó por los aires y lo abandonó.
Saliendo
del Edén, fue a dar a las orillas del Mar Rojo..."
Los
relatos en torno a este personaje de los cuales se tiene registro en distintas
mitologías, la describen siempre como un demonio femenino, como un ser
castigado, rechazado. Como una criatura envidiosa y trasgresora colocándola
siempre como la madre de las peores criaturas. Símbolo de algunos movimientos
feministas, ésta mujer no-demonio fue la primera en el mundo dispuesta a
imponer la diferencia y exigir el derecho al placer sexual, hecho que se
contrapone con el manejo del poder que desde tiempos inmemoriales se ha
ejercido a través de las doctrinas religiosas y de la interpretación que de sus
textos se ha hecho.
Lilit,
madre oscura, demonio femenino, criatura combativa, la ignorada, repudiada y
temida por la libertad que representa es hoy nuevamente motivo de controversia.
¿Por que un ser tan desagradable a cobrado tanta importancia a lo largo de los
siglos? ¿Por que aunque se le designe con otros nombres, aparece retratada en
los testimonios de tantas civilizaciones?
Quizá
porque más de una vez las mujeres se han atrevido a revelarse a la idea de que
el placer les está prohibido, o tal vez porque reivindicar a un personaje como
este nos coloca en la posición de tener que asumir nuestra condición de
distintos; propia de hombres y mujeres.
Según
la mitología judía Lilit al salir del Edén se entregó a la lujuria con los
demonios habitantes del Mar Rojo, dando a luz a los lilim [...] Cuando tres arcángeles
de Dios fueron a buscarla, ella se negó a volver aduciendo que era una
pecadora. Por lo cual le fueron muertos cien hijos al día. Desde entonces las
tradiciones judías medievales dicen que ella mata a todo niño menor de ocho
días (incircunciso). También se dice que Lilit, una vez fue encontrada por el
desterrado Arcángel Samael (posteriormente llamado Satanás), llevada al
infierno y allí fueron pareja. Esto último nos invita a la reflexión ¿Es que
acaso aquella mujer que busca el placer y disfruta su sexualidad, tiene por
castigo que renunciar a la maternidad? O dicho de otra manera ¿La maternidad
solo le está permitida a aquellas mujeres que renuncian a la idea del placer?
Según los preceptos religiosos así debiera ser. La mujer acepta la maternidad
como parte de su destino y el sacrificio que éste implica como un dolor
purificador que la libera de la culpa por la búsqueda del placer. ¿No sería
mejor y más saludable pensar que el placer y la maternidad no están escindidos?
Que son parte de un continuo? ¿Que la maternidad no es el fin último de una
mujer, pero el placer si debiera ser uno de los objetivos necesarios de todo
ser humano? Pero esta búsqueda debiera estar acompañada de la necesaria
comprensión de nuestra naturaleza dual e inevitablemente complementaria
hombre-mujer.
Quizá
convendría entender que la lucha por la equidad no se trata solo de mujeres
buscando llamar la atención, es un asunto que nos beneficia tanto a hombres
como a mujeres y que la reivindicación del erotismo femenino no es un intento
desesperado por reducir el numero de mujeres anorgásmicas en el mundo, sino que
se trata más bien de ir conociendo y reconociendo nuestra propia identidad para
así poder valorar las del otr@. Esa identidad que debiéramos buscar en nuestras
vidas así como el fortalecimiento de nuestra propia imagen como un ingrediente
indispensable para un adecuado desarrollo psicosocial.
La
imagen de Lilit como una mujer creada igual que el hombre a imagen y semejanza
de Dios, hecha por tierra las ideas que durante siglos se han vertido sobre la
imperfección femenina. Dicha imperfección radica en el temor al reconocimiento
de la necesidad de la contraparte como componente de la personalidad ya que al
reconocer nuestra necesidad del otro, entendemos que el otro también nos
necesita y esto sienta las bases para generar una comunicación equitativa en la
que se revalora la diferencia y se reivindica el derecho al placer inherente a
todos y todas.
Sirva
este personaje místico como el símbolo que ejemplifica el derecho que hombres y
mujeres tenemos para constituirnos como individuos únicos con el mismo derecho
a contemplar el cielo.
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Etiquetas: lilit, adan, eva, adan y eva, Erotismo, Chobojos, chobojo master, Biblia, incubos, sucubos, fenimismo
Volver
Por Juan Cervera Sanchís
Volver viejo y cansado, empobrecido y triste, con las manos vacías, con la sonrisa amarga y con la sombra rota. ¿Volver? ¡Oh, no! Volver jamás. Jamás, jamás, jamás. Mejor morir, buscar la manera de que nuestro cadáver no pueda ser jamás, nunca jamás, y jamás nunca, identificado, y evitar la tristeza de una tumba, y la infeliz señal de un epitafio. Perderse en el gozoso anonimato de la poesía pura y en la invisible página del viento; perderse para siempre en la voz de la nada donde todos cabemos. No volver nunca más, no volver, no volver nunca más. ¡Oh amigos de mi infancia y juventud! ¡Oh amores con sabor a auroras vírgenes! ¡Oh vida siempre huidiza, huyendo siempre! ¡Oh sueños no cumplidos! No volver, no volver, no volver ya jamás nunca, porque volver viejo y cansado, envejecido y triste, con las manos vacías, con la sonrisa amarga y con la sombra rota, es mil veces peor que no volver. No vuelvas, ¡ay!, no vuelvas, ya no vuelvas, quema tus naves, ¡quémalas!, y piérdete en el mar o en las selvas incógnitas de la absoluta nada. México D. F., 25 Febrero 2008
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