El rábano
Cuando le hinco el diente y su frescura
acaricia mi lengua y mi garganta,
el rábano me inspira y me levanta
hacia el calcio y el cloro de su altura.
Que el rábano en sí tiene, a más de albura,
una rojez vital que nos encanta
y un poder de sanar que nos imanta
por vegetal y amable añadidura.
Desde su origen chino me seduce
su hoja de verde intenso y sus enzimas,
así como su fósforo sapiente.
Que el rábano al morderlo me produce
emociones que tú no te imaginas
pues ilumina el rábano mi mente.
Juan Cervera Sanchís