31 de Octubre, 2007
El último adios

El último adiós Fotografía propiedad de Leonel Puente
Calaveras 2007 – Segunda Tanda
Grabado de José Guadalupe Posada
Salma Hayek
Mi Necrópolis es bella, le dijo la Parca a Salma, No te inquietes preciosura mejor vámonos con calma.
Hay muchos holliwoodenses, paparazzi... ¡No te miento! No te sentirás solita estarás en tu elemento.
Por aquello de las moscas si encontraras algo malo te he apartado un lugarcito junto a Diego y Frida Kahlo.
Chespirito
Por tus talentos decían que eras Shakespeare en chiquito por eso chaparro endino te pusieron Chespirito.
Hiciste muchos programas que le dieron gozo al mundo pero lo que empieza acaba y ahora irás al inframundo
Deja de estar chilloteando. No vendrá la Chilindrina, ni el profesor Jirafales, ¡Vivirás con la Catrina!
Shakira
La muerte flaca y sin gracia de pura envidia moría a ver las curvas candentes de nuestra amiga Shakira.
La Gran cola de Colombia lid donde ganó la bella la hizo sentirse en el cielo y todos soñaban con ella.
-Aunque cantes con falsetes y te muevas muy cachonda para ti está reservada la fosa más grande y honda.
Jacobo Sabludovsky
Por fin te encuentro, Jacobo, ¡tan famoso periodista! Ve preparando tus chivas porque te tengo en la lista.
Esta vez no te me escapas. Si me has burlado otras veces, aunque alteres las noticias no te morirás dos veces.
Una vez harás el viaje, sin escalas, al panteón. Ponte ya el último traje que nos vamos de volón.
Hugo Sánchez
Hugo Sánchez, en España fue excelente jugador se ganó varios "pichichis" y finalmente volvió.
Si en la tierra de la zeta se condujo en buena altura acá con la paisanada lo abandonó la cordura.
Por eso la Parca endina, aunque su fuerza mengua, decidió llevarse a Hugo para callarle la lengua.
La selección mexicana de fútbol
Aquí están los futbolistas que ponen todo su empeño para que al aficionado siempre se le muera el sueño.
Ya que siempre se han quedado con el casi y ya merito, me los llevo a todos juntos en un solo viajecito.
Allá abajo, les prometo, que tendrán entrenamiento; pero si no meten goles… ¡A la sala de tormento!
Osama Bin Laden
Bush, presidente del diablo, siempre quiso que la muerte se encargara de Bin Laden, pero, Osama, tuvo suerte.
Era un mago del escape; para la Flaca, un misterio. ¿Dónde encontraría a Osama pa" llevarlo al cementerio?
Agarró a Bush de carnada, y el terrorista cayó en la trampa de la Parca, y por fin se lo llevó.
George Bush
P"al gringo orate, la Siríaca pensó en un lindo un tormento Lo sentó en un hormiguero para que muriera lento.
Pero Bush se resistía: -¡Que Fidel vaya primero! Las hormigas se enojaron cambiándose de agujero.
La Caneca se quebraba de la risa, entre improperios que lanzaba el gringo. –Escoge aquí o en el cementerio.
Fidel Castro
Jugando con la baraja La Caneca sacó bastos y, de pronto, se dio cuenta que faltaba Fidel Castro.
Se fue en un rayo a la isla y se le plantó al barbón. Te has escapado otras veces, muchas, mi amigo barbón
Hoy no te valdrán discursos para dejarme dormida. Cuba seguirá adelante. ¡Despídete de la vida!
Mujeres Totalmente Moda
Vengo en busca de las damas que gastan de noche y día confiadas en que la moda les quitara lo vacías.
El esfuerzo ha sido vano y, ténganlo muy en cuenta, atuendos y maquillajes no me valen como ofrenda.
Cuando lleguen a las sombras y ocupen sus sepulturas, ¡nada valdrán sus modelos!, pueden estar bien seguras
Hombres Totalmente Cerveza
Ya está marcada la hora insensatos cerveceros. Sus mujeres ya anotaron y ustedes quedaron en ceros.
Sólo pensando en el chupe, en las juergas y el fútbol, dejaron pasar lo importante y ahora les anoto un gol.
¡Déjense ya de protestas! No lloren, que ya es muy tarde. Soy la muerte y les ordeno: Vayan a Chi... huahua a un baile!
Desde las catacumbas, tecleo: Chobojo Master
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La dama de tarde salía al balcón

La dama de tarde salía al balcón Fotografía de Alonso Marroquín Ibarra
El prejuicio distraído
Utilizaba a Amelia cuando quería. Siempre me esperaba en el mismo lugar y yo la utilizaba sin remordimientos. ¡Como me gustaba beber el agua pura de su interior! ¡Lo hacía con tanto placer! Pero llegó Sonia y, entonces, hubo muchos problemas porque, aunque ambas sabían perfectamente que sólo las utilizaba, no por eso dejaban de sentirse algo mal.
Decidí dejar definitivamente a Amelia y la deposité con delicadeza en el desván de mi memoria, en dónde guardo los recuerdos tiernos.
Sonia era casi igual a Amelia, a excepción de unos cuantos poros rasposos en su parte mayor, pero me acostumbré pronto a ellos. La traía de un lado para otro y, a veces, me daba miedo que, por distracción u olvido, pudiese destrozarla.
No sucedió ninguna desgracia pero, entonces, llegó la Julia. Inmediatamente dejé a Sonia, y Amelia era apenas un recuerdo borroso.
La Julia tiene las proporciones exactas y no tengo ya duda de que a ella es a quien deseo por siempre para beber esa agua clara ¡con tanto placer! Y, si no es posible por siempre, al menos mientras su belleza resista el paso del tiempo.
A menudo me encuentro con las otras, pero ya no las utilizó como antes. Ya no podría. Ahora le soy fiel a la Julia.
Mi madre dice que soy un indeciso incurable pero, desde que sólo me importa la Julia, está feliz.
Mi hermano me dijo que iba a utilizar unas tardes a la Amelia.
-No, no me importa en lo más mínimo-, le respondí cuando me preguntó si me importaba. -Es más, te la regalo, si la quieres.
Lo mismo le respondí a mi padre, en relación a Sonia, y no entiendo porqué ese repentino parecido en nuestros gustos. De todas maneras de mis labios no saldrá ningún reproche.
A mi hermana le voy a adquirir un Gabriel o un Fernando, (dicen que son los mejores), para que también ella beba el agua pura de sus interiores ¡con tanto placer! También ella tiene derecho. ¿Por qué no?
Algo más. Fue extraño que la vez pasada en que comíamos juntos con todas ellas, todos nosotros estuviésemos algo ansiosos.
Me descuidé y mi hermano se llevó a Sonia. Mi padre tuvo que conformarse esa noche con Amelia.
Cuando al día siguiente regresó mi hermano, mi padre no le reprochó nada, pero yo le mencioné que se había extrañado mucho de que le quitara sus cosas sin previo aviso.
En fin, no íbamos a tener un percance familiar por unas hermosas tazas de barro, ideales para beber agua fresca, grabadas con nombres de personas, y que me fue comprando mi madre una a una. ¿Verdad?
Leonel Puente Colín
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