Estaba un grupo de amigos conversando. Al poco rato, después de unos buenos tragos de mezcal, se plantea la pregunta de: cada cuándo hace cada uno el amor con su esposa. Benito, rebozando de contento, le pregunta a uno de ellos.
-¿Cada cuándo lo haces?
El aludido, responde jactancioso, ufano.
-Yo le hago el amor a mi mujer tres veces al día, y mírame, como si nada.
-¡Ya… ¡ Puros mitos. ¿Y tú?- le pregunta a otro.
-Yo una vez al día, sin fallar Ya ves que el dicho dice que una vez al día es alegría.
-Bueno, estás chavo. ¿Y tú?
-Yo de tres a cuatro veces por semana. Cosa muy sana.
Así, Benito, siempre con cara radiante, muy contento, sigue preguntando, hasta que le toca a él. El de junto le pregunta.
-¿Y tú, Benito, cada cuándo le haces el amor a tu vieja?
-¿Yo?
-Si, tú.
-Pos… una vez al mes.
-¡Ah, chingá! ¿Y entonces por que estás tan contento?
-Pos… porque hoy me toca.