Seguiré la luz de la tarde hasta tocar la oscuridad. Ahí estarán mis demonios festejando mis desgracias. Se formará el aquelarre. No se sabrá donde es arriba y donde abajo, se confundirán; igual que no se diferencia el bien del mal, en esos momentos de estruendo. Después de la locura, tal vez -sólo tal vez-, pueda volver a sonreír. Pero si aparece el Diablo Mayor –ojalá así sea-, ganaré la noche y la partida, porque no tolera la poesía, y hoy traigo muchos cantos bajo el brazo, aquí, en mi eterna carpeta. Mi corazón late fuerte, armado de gratitud guerrera y está acompañado de los espíritus nobles de los lectores que proliferan.
¡Ahí estás, ya te veo!
¡Canten conmigo, con fuerza, y crezca el coro!
¡Que empiece la batalla!
¡Satán, estás vencido!
Alonso Marroquín Ibarra
año 2007 y corriendo