Debía ser muy pequeña, o ciega, o no saber leer.
Tomé el manual, lo abrí y palpé, le di vuelta a las páginas, busqué los dibujos… No vi nada.
Debía ser muy pequeña, o ciega, o no saber leer, porque llegué a la vida como si nunca me lo hubiesen entregado. Y cometí cientos de errores; !qué digo cientos!, miles de errores, de esos que uno va cometiendo sin darse cuenta… o dándose.
El caso es que la vida, aún con manual en mano, no ha resultado todo lo fácil que hubiese querido, ni todo lo divertida, ni lo amante.
El caso es que sigo viva.
Blanca