En el café, después de la comida, con la soledad, con la novia, con los amigos… Cualquier papel sirve, una servilleta incluso, para crear pequeñas cosas. No son pocas las ocasiones en que se rompen o pierden y en otras, por excepción, se guardan. Al paso del tiempo se rescatan de entre las páginas de algún libro viejo, o del cuaderno de notas, donde durmieron días, meses, años quizás. Aquí va un bosquejo que cuando se hizo, fue acompañado de una broma. De ahí el título.
«Las ciudades deberían hacerlas en el campo…
Allá no hay smog»
