Se encuentra el Presidente del país afinando los detalles con el Secretario de Economía y Recaudación, y con representantes de todo tipo, diputados y senadores partidistas, menos representantes reales del pueblo, para acordar finalmente los nuevos impuestos que se aplicarán a alimentos y medicinas.
Entra de golpe el Director de Encuestas Nacionales, muy alarmado y dice:
- Señor presidente. Hemos analizado la información que nos solicitó y hemos cotejado todos nuestros datos. Son confiables, fidedignos, no dejan lugar a dudas.
- Abrevie, señor Director, y dígame usted sus conclusiones.
- Considerando el poder adquisitivo del salario mínimo, la mayoría del pueblo ya no come carne, ni pollo, mucho menos jamón, salami, lomo ahumado, mortadelas,… no toma leche, ni quesos, ni lácteos de ninguna especie… no consume chocolate, ni galletas de ningún tipo, huevo… dentro de su dieta quedan excluidos los productos enlatados y envasados… el pescado, los camarones, ostiones y todo clase de mariscos tampoco son consumidos por la gente.
- Deténgase. ¿Qué está diciendo? –exclama incómodo el Presidente
- Que la mayoría de la población no consume nada de lo que he dicho y las tortillas y el pan blanco…
- ¡Pare, pare! ¡No es posible que sea cierto lo que usted está diciendo!
- Señor Presidente, es cierto, hemos cotejado a todo detalle…
- ¡Carajo! –estalla alarmado-. ¡Tenemos que hacer algo urgentemente! ¿Están de acuerdo?
Todo contestan –Si, señor, Presidente. Por supuesto, señor Presidente. Lo que usted diga, señor Presidente. Tenemos que hacer algo, señor Presidente.
- ¡Muy bien! –contesta triunfal el mandatario-. Llamen de inmediato al Titular de la Policía Nacional.
Los asistentes se miran entre sí, pero nadie cuestiona la orden y, más rápido que el relámpago, mandan por el titular.
Después de 15 minutos de espera, entra agitado el responsable de la policía y se cuadra severo. El presidente le pregunta.
- ¿Están todos sus elementos comprometidos con la lucha contra el narcotráfico, verdad general?
- Si, señor presidente.
- Pues tiene usted un nuevo encargo, sin descuidar para nada el actual.
- Usted ordena, yo obedezco, señor Presidente.
- Lea usted este informe primero y de inmediato ¡Me investiga por qué el pueblo ha perdido el apetito!
Muchas veces, nomás me quedo pensando: Chobojo Master