
Como siempre sucede –y más con la beberecua- el ingenio popular expresa su sentir, y en todo esto el humor no podría estar ausente. Los adoradores de Baco, los feligreses de San Crispín o San Lunes, a veces se justifican de manera festiva, en otras hacen loas para ensalzar las bondades de la bebida y la borrachera. Como ejemplo pongamos a Pito Pérez, chupador de corazón, que de manera vehemente se convierte en sólido defensor de la bebida y sus efectos. Otro caso es el de Omar Khayyam, clásico de la literatura árabe, que en Las Rubayatas, pone en alto las bondades del vino, diciéndonos que Alá, al hacer este mundo debió estar borracho. Es la explicación que encuentra ideal para responder por qué el mundo es como es. Pero regresemos con San Lunes. Haciendo historia, Apostolo Zeno recopila lo siguiente: Ver el artículo completo