"La familiaridad no siempre reduce el menosprecio.
Existen personas con bastante habilidad para mantener sus prejuicios".
Tomado de Estigma, de Erving Goffman.
Existen sociedades en donde los roles de conducta son excesivamente restringidos. Esto ocasiona que la mayoría de las personas tengan que representar papeles secundarios, intrascendentes o hasta absurdos. Es algo parecido a una obra de teatro en donde solamente unos pocos personajes aparecen en escena de manera constante o relevante. Todos los demás sólo sirven de comparsas, mercancía barata para adornar el escenario.
En la medida en que los roles de conducta se van volviendo cada vez más limitados y estereotipados, la riqueza de la vida cotidiana disminuye y el sentido de identidad, tanto social como personal, se desfigura. Y esto se agrava más cuando los modelos a seguir ni siquiera son propios sino que son copiados, importados o impuestos.
La sentencia del señor Ernesto Sábato es más evidente que nunca: la antigua concepción romántica de que el hombre es un ser intermedio entre lo animal y lo divino ha quedado abolida; en su lugar, ahora tenemos a un engendro materializado y materialista, un Hombre-Cosa que realiza Movimientos-Tipo, una simple pieza intercambiable de una enorme maquinaria llamada Súper-Estado.
Lo triste de este asunto es que los mismos actores secundarios de la sociedad no buscan la manera de cambiar su injusta situación y, peor aún, cuando obstaculizan o censuran los intentos genuinos de transformación de algunos de sus compañeros de clase. ¿Por qué sucede esto? Porque han introyectado la ideología del opresor, es decir, están extremadamente institucionalizados. Aman los grilletes con todo su corazón.
"Cuando una definición particular de la realidad llega a estar anexada a un interés de poder concreto, puede llamársela ideología", así nos dicen los señores Peter Berger y Thomas Lukmann en su obra acerca de La Construcción Social de la Realidad. Lo absurdo es que haya personas que no teniendo posiciones de poder, sino que más bien son oprimidos, defiendan los intereses y las ideas de los sectores privilegiados.
En los días que corren, los esclavos ya no traen grilletes de acero en los tobillos, ahora los traen dentro de las neuronas. Antes los marcaban con aceros candentes o los mutilaban, ahora los hacen usar ropa (que ellos mismos confeccionan) con las marcas registradas de sus amos. ¡Y lo más cruel del asunto es que los enseñan a sentirse orgullosos de lucirla!
En la actualidad los esclavos ya no necesitan recibir latigazos literales para obedecer, ahora se les doblega mediante sistemas sofisticados de adoctrinamiento masivo. Los capataces tienen varias opciones y pueden elegir el método que más les agrade: la implacable T.V., la estridente Radio, los facciosos Periódicos, los mercenarios libros Best Seller o los aparentemente inofensivos Reader´s Digest ( a ninguna buena obra de arte se le puede quitar ni añadir nada: lo afirmó Aristóteles en su "Poética", lo sentenció el apóstol Juan al final del "Apocalipsis" y, recientemente, también lo especificó Milan Kundera -aunque paradójicamente-- en el prólogo de "Jacques y su Amo", que es una variación de "Jacques el Fatalista" del ilustre Diderot) ...
En fin. Lo único que cambia para los esclavos es que ahora se les otorga la ilusión de creer que son libres de elegir la correa con la serán atados sus cuerpos y sus mentes. ¡Y hasta se divierten! (Claro que también pueden ir a misa, pues aunque la Iglesia ha perdido supremacía en cuanto a mecanismo de control de pensamiento y comportamiento, fue durante muchos siglos la principal aliada y legitimadora de los organismos de poder y aún conserva muchas de sus habilidades de persuasión).
Resulta obvio que los altos estratos de la sociedad se especializan en mantener idiotizada a la mayoría de la gente pero, ¿puede haber algo más absurdo que un esclavo que desprecia a otro esclavo porque considera que los estigmas que a él le han impuesto son más" honorables" que los de sus semejantes?
Tener una falsa conciencia de clase es uno de los peores vicios que puede tener un esclavo. A un esclavo vicioso sólo lo supera un torturador mal pagado, de esos que disfrutan con su trabajo.
P. D: Por todo lo anterior, se vuelve necesario vencer la ataraxia en que estamos sumidos, es decir, desataraxicarnos.
Tome usted cualquier diccionario de nuestra lengua y encontrará la definición: consiste en ausencia de inquietud, tranquilidad de ánimo, imperturbabilidad. Si decide profundizar averiguará que los epicúreos, los estoicos y los escépticos de la antigua Grecia hicieron de la ataraxia un medio idóneo para alcanzar la felicidad (Armando Labra). Sin embargo, vivimos en una época en que ese lujo no podemos dárnoslo sin riesgo de perecer en la ignominia y la vergüenza.
Glosario Neofascista
(para mayor información, revisar "1984" de George Orwell):
Cosa: 1.Sinónimo de objeto. 2. Actual definición de "ser humano". (Ver def. de Mercancía).
Desataraxicación: Dícese de aquel acto volitivo cuyo objetivo consiste en desapendejarse.
Esclavo: Cualquier organismo vivo que carece de libertad.
Esclavo-vicioso: Individuo que, además de carecer de libertad, remacha sus cadenas.
Mercancía: Todos y cada uno de los objetos vivos o inertes que existen.
Pensamiento: Palabra abolida al sonar la hora 25 vaticinada por Virgil Gherghiu
Leonel Puente Colín
Los vicios del esclavo - Capítulo XXX
Los vicios del esclavo - Capítulo XXII
Los vicios del esclavo - Capítulo XXI
Los vicios del esclavo – Relato de Leonel Puente
Los vicios del esclavo - Capitulo XX