El silencio, ahí es donde vivo.
Nada, no hay puertas, no hay ventanas;
aquí la luz no entra, no existe más;
no brilla nada, todo es oscuro.
No, no puedo ver, no puedo caminar,
no puedo moverme, ¿cómo sentarme?
Quiero dormir, no puedo acostarme.
Caminar un paso me podría matar.
No conozco, ni sé qué es el tiempo,
desconozco cuál fue el principio,
desde el primer momento de vida:
un tormento, un dolor en el alma.
Tan solo los ojos, quisiera abrir,
en un instante volver a respirar.
Que no tenía carne quiero olvidar.
También los huesos quisieron partir.
Amor, felicidad: inalcanzables.
Siempre fueron más que culpables.
Pienso, no sé cuando terminará
la rabia, la angustia, la tristeza.
Se apoderaron sin compasión,
rompiéndome el corazón.
En la oscuridad me perdieron.
Sueños y anhelos todos murieron.
Andrés Vega
avegavp@hotmail.com