Dibujo y pintura y lienzos y graffiti y aerosoles y paredes y…

El dibujo anterior es la reproducción –no calca– de un dibujo de Boris Vallejo, realizada por un joven mexicano de 15 años, un chavo muy especial, que ha seguido las publicaciones de este Blog. Para la firma se sus trabajos utiliza varios pseudónimos y maneja un conjunto singular de caracteres. Por hoy identifiquémoslo como Rodrigo M o como Ruy Amp. Ya hablaremos más de él.
Lo mismo en la expresión gráfica que en la palabra, surgen nuevas formas de comunicación, alternativas que son consecuencia, siempre, de los tiempos que se cursan. El mundo de la plástica, infinito en su creación, se manifiesta desde hace tiempo en extraordinarios trazos visuales que hoy llenan las calles de los barrios, líneas que irrespetan las bardas, que asaltan los más lujosos inmuebles. Las nuevas formas urbanas nos lanzan sus propuestas, acordes a las inquietudes eternas del hombre: salen desde los corazones solitarios plenos de sentimientos escondidos, lo mismo que de una mente ofuscada por la sinrazón de un mundo que todavía se aferra a la destrucción, a las guerras y a la absurda acumulación de poder –mundo también pleno de maravillas–.
La revitalizada expresión pictórica brota de los marginados o los rebeldes con causa, que con nuevas ideas, manos diestras y coraje, dibujan y pintan nombres y leyendas codificadas –ilegibles para los no iniciados–; así son también su perspectiva y las secuencias del dibujo y el color que enriquecen el paisaje urbano, dándole otra dimensión y sentido.
El dibujo ha abandonado la hoja de papel como su cuna única. Llega a las estaciones de autobuses, se monta en las pancartas, entra a los túneles del metro, se aposenta en los estadios de fútbol, acompaña incluso las protestas de Greenpeace, se adueña de todas las bardas y fachadas disponibles, se integra a los puentes pequeños o espectaculares… Los trazos han dejado la exclusividad del carbón, del lápiz o de la vieja sanguina.
Hoy las curvas y rectas caprichosas, las dimensiones y las sombras, son realizadas lo mismo con brocha gorda que con los suspiros atomizados del bote de aerosol comprado en la tienda más cercana. Hoy, los realizadores, iniciados o perfeccionistas, huyen después de pintar. Hacen suyos todos los espacios y los revitalizan de modo permanente. Se ha tipificado como delito pintar los exteriores de cualquier inmueble, utilizarlos como lienzo. Pero para los nuevos artistas, vale la pena el riesgo, y la sanción no los detiene. Los publicistas mismos son concientes del impacto que tiene la imagen en los sitios públicos y han montado la propaganda en camiones de línea, paradas de transporte, automóviles particulares y más.
Las nuevas formas –prerrogativa excepcional de los jóvenes–, una vez más, modifican el esquema establecido de comprensión, ese que se vuelve rígido, anquilosado. Ellos lo rompen, nos abren otras puertas. Aunque lentamente, nos van llevando a nuevos destinos, donde la forma recobra su fuerza, donde el color, aunque sea insultante, nos entrega nuevas dimensiones. ¿Por qué no acercarse también al horror –piensan–, si nuestro mundo está pleno de él? ¿Por qué pintar sólo cosas "bonitas y hermosas" si mucho de eso son sólo falsos prototipos de algo que no existe sino en una pequeña porción? No. También hay que pintar lo escabroso, lo repulsivo, lo indeseable, lo ininteligible. Acaso sea una forma de retomar la vieja idea de que el arte es el reflejo del mundo en que vivimos.
Alonso Marroquín Ibarra
año 2006 y corriendo